La asertividad es un modo de afrontar determinadas situaciones que varía en función de las mismas y de la opción de las personas. El estilo de interacción y la capacidad para relacionarse se aprenden, se pueden identificar sus diferentes aspectos, son cambiantes y optimizables.
Estos tres estilos de comunicación se traducen en estrategias verbales y no verbales de comunicación. Así:
- Estilo inhibido: tono de voz titubeante, posturas tensas ,expresiones inseguras.
- Estilo agresivo: gestos, tonos de voz y expresiones verbales impositivas; predominio de mensajes en segunda persona.
- Estilo asertivo: tonos de voz, gestos y expresiones verbales firmes, directas, honestas y abiertas; predominio de mensajes en primera persona.
Pasamos ahora a la asertividad como actitud en la relación de ayuda.
Las propuestas teóricas sobre la asertividad tienen diferentes matices. En la Psicología social se pone el acento en las relaciones interpersonales, es decir, la asertividad forma parte del estilo de interacción de ambos. La Psicología clínica insiste, sin embargo, en la terapia de comportamiento, la asertividad se toma como una capacidad a desarrollar en el destinatario de la acción terapéutica.
La asertividad se presenta como un instrumento educativo-terapeútico y como objetivo de la intervención respecto a las capacidades de los destinatarios de la misma. Comunicarse asertivamente y ayudar a desarrollar un estilo de interacción asertivo son ingredientes indisolubles de la acción del educador social.
La asertividad es un estilo de interacción cuya conceptualización incorpora ingredientes que definen actitudes. Desarrollar un estolo de interacción asertivo supone generar una actitud favorable aun tipo de relación con los otros basado en el equilibrio entre sus derechos y los nuestros.
El desarrollo de la asertividad como recurso del educador en la relación de ayuda o como estilo de relación de cualquier persona supone tres líneas de trabajo complementarias:
- En lo cognitivo, ayuda a desenmascarar y eliminar ideas irracionales acerca de las relaciones sociales y a construir un sistema de pensamiento basado en los llamados “derechos asertivos”.
- En lo emocional, ayuda a reconocer y manejar las propias emociones, mediante estrategias de autocontrol emocional.
- En lo comportamental, ayuda a comunicarse de modo socialmente efectivo mediante el desarrollo de habilidades de interacción o de comunicación denominadas “ habilidades sociales” (expresión comportamental de una actitud asertiva).
Pensar y ayudar a pensar asertivamente:
El estilo asertivo se caracteriza por la reducción de ideas irracionales (= modos erróneos de percibir, valorar, enjuiciar o razonar erróneos, fuente de infelicidad). La mayoría de estas ideas están estudiadas por la psicología social como errores de atribución o sesgos perceptivos tales como ver las cosas en términos de todo o nada, interpretar el pensamiento ajeno o generalizar.
Pensar asertivamente y ayudar a hacerlo además de esto supone construir y ayudar a construir un modo de pensar que favorezca la interacción entre los propios derechos y los ajenos (derechos asertivos).
Se habla de derecho asertivo en el sentido de que cualquier ser humano, puede asumir libremente la decisión y/o responsabilidad derivada de su ejercicio. Nadie puede obligar a otro ser humano a no equivocarse o a sentir una determinada emoción. En cualquier caso se le puede pedir que asuma las consecuencias derivadas de ello.
Precisamente el equilibrio entre libertad y responsabilidad es la calve de esta propuesta. Sólo desde la aceptación del derecho a equivocarse le podremos ayudar a responsabilizarse del ejercicio de esos derechos, a valorar y a elegir aquello que más beneficie a las personas con las que trabajamos.
El objetivo último de la relación de ayuda no es lograr a toda costa que la persona haga determinadas cosas que son de utilidad desde el punto de vista del educador. Lo que el educador busca es que la persona desarrolle su capacidad para valorar y optar por aquello que le ayuda de verdad.
En general, un estilo agresivo coincide con la afirmación de los propios derechos en detrimento de los demás y el estilo de relación inhibido suele llevar asociada la falta de convicción en los propios derechos. Un estilo de interacción asertivo busca conjugar el ejercicio de los propios derechos y el respeto de los ajenos.
Sentir y ayudar a sentir asertivamente
Una persona que maneja sus emociones no las niega, sino que es capaz de disfrutar de la riqueza de sentirlas y, además, hace lo posible por ponerlas al servicio de su propio bienestar y de los que están cerca.
Un educador que quiera convertir sus relacione educativas en verdaderas relaciones de ayuda a de manejar cuidadosamente sus propias emociones, expresarlas cuando sea pertinente y hacerlo de modo adecuado. Con ello estará ofreciendo un modelo que realmente ayudará al crecimiento emocional de los educandos.
Comunicarse y ayudar a comunicarse asertivamente
La asertividad se expresa en un estilo de comunicación cuyas características se pueden identificar y aprender.
Se trata de conocer y cambiar determinados errores que cometemos a la hora de comunicarnos. Estos modos erróneos de comunicación se pueden cambiar o mejorar con las mismas estrategias
El modelado y la práctica son pues, las metodologías habituales de los programas de habilidades sociales. Su contenido va desde el desarrollo de habilidades básicas hasta la mejora de la capacidad para afrontar situaciones educativas.
Todas estas habilidades son fundamentales para ayudar a otras personas desde la relación interpersonal. Garantizar su aprendizaje es una tarea muy importante en la formación del educador por dos motivos:
- la práctica de la educación social exige afrontar situaciones para las que ese aprendizaje natural no nos ha preparado por lo que el educador debe tener una preparación especial para la comunicación asertiva.
- Es frecuente que los quieren ayudar a mejorar los modos de pensar, sentir y comunicarse de niños adolescentes propongan programas de habilidades sociales. En este caso es básico que el educador tenga una sólida formación al respecto. El modelo de relación que ofrezca puede incidir más significativamente en el desarrollo de las habilidades sociales de las personas con las que trabaje que en un programa de habilidades sociales carente de un modelo educativo claro en este sentido.
Después de este paso por las competencias sociales del educador, se hace una reflexión acerca del sentido de lo propuesto.
Las habilidades sociales son una necesidad técnica. El educador debe conocer y manejar adecuadamente su modo de pensar, sentir y comunicarse, herramientas clave para una relación de ayuda valiosa y cualificada. Pero detrás de estas herramientas se esconde una propuesta ética, un modelo de persona y de relación educativa que les da sentido.